La semana comienza con la llegada a tierra de Alba Urban. Alba siempre ha sido ese miembro que desde la distancia, nos ha situado en las exactas veredas por las que transitar por el siglo de oro. Pero además, nos a azuzado a atacar sin complejos, el mítico edificio en el que se han convertido determinados autores y textos.
Llego ante la necesidad de que la dramaturga trabajara a pie en el escenario y de que la visión de lo colectivo llegara también hasta la propia escritura del espectáculo.
El fin de semana fue muy clarificador. Después de la semana de dolor que pasamos (también la podríamos llamar semana nebulosa), hoy lunes hemos podido comprobar como entre la confusión en la que anduvimos nadando, el trabajo fue bastante más productivo de lo esperado.
Los actores están escribiendo verdaderas maravillas. Y lo digo desde la convicción de haber visto en otros montajes aportaciones con menos altura.
La escenografía sigue sin llegar y esto si que no me gusta. Máxime teniendo en cuenta que para nosotros, es un actor más.
Cerramos el ensayo después de haber cortado el texto de los enterradores de Hamlet, después de haber pasado el incio del espectáculo, después de ajustar otras loas y versos que inicialmente nos maravillaros, después de ver como la escena de Gangarilla y Cambaleo toma un color envidiable, después de confirmar que todo lo referente a la religión en nuestro espectáculo va viento en popa, y después de mostrar a Alba cual es nuestro sencillo método y de recoger sus aportaciones.
Mañana espero más aportaciones de todos. La sensación es de velocidad crucero y de altura de un espectáculo que no dejará indiferente a nadie.
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PDT: Adjunto una última foto. En ella muestro una imagen que siempre me carga las pilas. Ver un escenario lleno de papeles, siempre me produce una indescriptible sensación de trabajo meditado.
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