Los días pasan volando. Los actores proponen y me meten en serios apuros para seleccionar material que ha de pasar el primer filtro como carne interpretable. Ayer ente muchas cosas, el rap de los ladrones nos hizo alimentar la duda de si todos somos trigo limpio.. ¿Quien no hay sido complice de algún hurto por mínimo que sea?. ¿Que es robar?. ¿Se roba el alma?. ¿Un enamorado es un ladrón?...
El día como siempre siguió comiendo en la playa y en la tarde contamos a todos el proyecto. Siento que se fueron a casa inundados y rebosantes de ideas que no sabían como encauzar. Se desbordó el cauce de la propuesta controlada.
Hoy Clemente García, nuestro escenógrafo, nos ha regalado una muestra de nuestro propio sueño. Aquel sueño que le prestamos y que el prometió regalarnos con una forma concreta. Llegó en forma de caja, como llegan los mejores regalos. Nos mostró como es posible contraer y expandir a base del juego, una ilusión que puede llegar hasta el infinito.
Y luego la mañana se nos fue volando ya metidos en faena. Nació en la sesión matutina las dos primeras escenas del espectáculo. La velocidad y el ritmo que se imprime en escena es absolutamente brutal. No esperaba otra cosa, aunque en el fondo pensé que iba a costar un poco más.
La comida, un baño en el mar y a las 15:30 ya estábamos en el teatro ansiosos por ver nacer la tercera escena, la escena en la que habíamos marcado la raya en este día. ¡¡Vió la luz!!.
Luego la tarde hizo que viéramos la forma final de las tres escenas en conjunto. 12 minutos de un hijo que balbucea las primeras palabras.
Antes de marchar, el debate sobre el vestuario y la visión del grupo que tiene de la misma. Una cálida llamada con la diseñadora de vestuario por teléfono, me convenció de la química que tiene el equipo creativo a todos los niveles.
El día como siempre siguió comiendo en la playa y en la tarde contamos a todos el proyecto. Siento que se fueron a casa inundados y rebosantes de ideas que no sabían como encauzar. Se desbordó el cauce de la propuesta controlada.
Hoy Clemente García, nuestro escenógrafo, nos ha regalado una muestra de nuestro propio sueño. Aquel sueño que le prestamos y que el prometió regalarnos con una forma concreta. Llegó en forma de caja, como llegan los mejores regalos. Nos mostró como es posible contraer y expandir a base del juego, una ilusión que puede llegar hasta el infinito.
Y luego la mañana se nos fue volando ya metidos en faena. Nació en la sesión matutina las dos primeras escenas del espectáculo. La velocidad y el ritmo que se imprime en escena es absolutamente brutal. No esperaba otra cosa, aunque en el fondo pensé que iba a costar un poco más.
La comida, un baño en el mar y a las 15:30 ya estábamos en el teatro ansiosos por ver nacer la tercera escena, la escena en la que habíamos marcado la raya en este día. ¡¡Vió la luz!!.
Luego la tarde hizo que viéramos la forma final de las tres escenas en conjunto. 12 minutos de un hijo que balbucea las primeras palabras.
Antes de marchar, el debate sobre el vestuario y la visión del grupo que tiene de la misma. Una cálida llamada con la diseñadora de vestuario por teléfono, me convenció de la química que tiene el equipo creativo a todos los niveles.
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