sábado, 17 de septiembre de 2011

Ensayo con Público

Es la hora pactada, 10 de la mañana y a la hora exacta.... no están todos... La mañana promete. El último ensayo, el de la noche anterior, fue verdaderamente motivador. Los actores hicieron un despliegue de energía que ha situado al espectáculo en un punto de inflexión que disparara la adrenalina. Aunque no estaban todos, luego lo celebramos en una taberna de La Laguna donde la diversión se extendió después del ensayo.
Hoy hacemos lo que llamamos un ensayo con público o ensayo abierto. Tengo por costumbre invitar a gente para que nos cuenten y opinen... Evidentemente no viene cualquiera. Viene gente que sabemos a ciencia cierta, te contará la verdad de lo que ve.
No me interesa los que dicen que el espectáculo es lo mejor que ha visto en mucho tiempo, del mismo modo que trato de alejar a los pájaros de mal agüero que en el fondo no han entendido nada del mismo. Este último tipo de pájaros, y ante la falta de argumentación potente, hablan de una cosa que desconocen y que aprendieron la primera vez que fueron a un taller de teatro: falta de ritmo.
El día ha sido muy gratificante. El público que ha llegado a visto cosas varias y complementarias que me hacen confirmar, que después de estrenado, sigue habiendo recovecos en el interior de la estructura que siguen inexplorados.
Llegó Clemente con las cuerdas que dan un empaque al espectáculo muy distinto. Me encanta ver como se pierden esas líneas de vida en el cielo, quizás a la espera de un indulto final que los personajes esperan, y que nunca llegara.
Los actores ha defendido el texto de una manera absolutamente profesional. Tengo el elenco deseado y el que cualquier otro director que dirigiera este espectáculo también pondría.
Esta primera puesta de largo ha sido un tanto descafeinada ya que no teníamos al técnico de luces y evidentemente tampoco había luces. Es la primera vez que me sucede y eso también ha marcado, aunque no lo admitieran algunos, la opinión final del espectáculo.
Tuvimos un excelente público que atendió gustosamente a las indicaciones y a los pormenores que les acerqué antes del incio del espectáculo. Apelé a la imaginación de todos y que obviaran las luces, algunos posibles fallos de memoria y el off final que aún tampoco tenemos. Les sentí acongojados por momentos y presos de romper a reir por si acaso. No llegaron a 10 espectadores que por momentos se vieron soprepasados por lo que estaban viendo..... Sufrieron y se emocionaron. Rieron y algunos lloraron.... ¿Que más se puede pedir?

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