Esta semana ha vuelto a comenzar haciendo generales.. Todo empieza a quedar limpio y pulido aunque con la sensación eterna de que el tiempo se agota y que no vamos a llegar. Desde ayer Clemente se ha incorporado a todos los ensayos. Hoy nos acompaña también aquel al que puedo llamar mi hermano del desierto: Salah Larosi.
Salah es un actor saharaui al que conocí en los momentos en los que la lucha del Sahara estaba muy presente en la sociedad canaria y española, más presente de lo que está hoy. Y más presente, porque probablemente a determinados intereses españoles, de los que el PSOE es el principal valedor, les interesa mitigar la respuesta ciudadana contra el régimen marroquí.
Y siempre a mi lado, me acompaña Melisa, el equilibrio y la quilla de mi vida.
Nos encontramos en la recta final de montar y pulir a base de generales. De sacar las escenas y los actos a modo de piezas, para pulirlas, engrasarlas y volverlas a ensamblar en una estructura que a veces se nos vuelve traicionera.
Es verdad que nos da la posibilidad de ser flexible con ella, pero no a cualquier precio. Y justamente en este punto, donde la dramaturgia se vuelve una bomba de relojería en manos de niños que lo único que hacen es jugar y divertirse con la construcción de todos y cada uno de los personajes...
Ya entra también algunos leves remates de iluminación, que sin ser los ambientes que nos gustan, si que dan empaque a todo el proceso. Con Dimas, el técnico, hemos decidido que todo tenga unos remates de frialdad que pululan entre los azules, verdes y malvas... Colores que acentúan la vida penumbrosa de nuestro particular cementerio.
Y siempre a mi lado, me acompaña Melisa, el equilibrio y la quilla de mi vida.
Nos encontramos en la recta final de montar y pulir a base de generales. De sacar las escenas y los actos a modo de piezas, para pulirlas, engrasarlas y volverlas a ensamblar en una estructura que a veces se nos vuelve traicionera.
Es verdad que nos da la posibilidad de ser flexible con ella, pero no a cualquier precio. Y justamente en este punto, donde la dramaturgia se vuelve una bomba de relojería en manos de niños que lo único que hacen es jugar y divertirse con la construcción de todos y cada uno de los personajes...
Ya entra también algunos leves remates de iluminación, que sin ser los ambientes que nos gustan, si que dan empaque a todo el proceso. Con Dimas, el técnico, hemos decidido que todo tenga unos remates de frialdad que pululan entre los azules, verdes y malvas... Colores que acentúan la vida penumbrosa de nuestro particular cementerio.
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